domingo, 20 de diciembre de 2009
Hay mal ambiente (VI- epílogo)
Elogio del ecologismo
Estuvimos exponiendo a lo largo de cinco entradas anteriores una serie de argumentos y posturas de ecologistas o sus seguidores, que restan razonabilidad a sus planteos. Un punto adicional a agregar, quizás mas importante que todas las incongruencias descriptas aunque enlazado al sustento argumentativo de las mismas, es que siempre proponen la eliminación del objeto contaminante, nunca la necesidad de mejorar las tecnologías, procesos o equipos de manera tal que limiten o eliminen sus efectos indeseados. Y aquella postura, independientemente de su teórica pureza y eficacia, es absolutamente inviable. La humanidad no resignará nunca el desarrollo alcanzado en un área cualquiera de su actividad sino a través de procesos o tecnologías superadoras. No cesará jamás en una actividad a no ser que el desarrollo natural de la actividad humana la vuelva innecesaria, anácronica o reemplazable por otra. Y esto no requiere un respaldo argumental: es sencillamente así, sin que signifique acordar con esa conducta.
Esa evidencia es lo que torna inútiles las posturas ecológicas puras. Pero que esas posturas resulten inconducentes no desvaloriza en absoluto el aporte que los movimientos y personas preocupados por la ecología han hecho a la conciencia y actividad de las sociedades modernas.
Han sido en cierta manera como la definición que Sócrates daba de sí: Como un tábano puesto sobre un buey para picarlo y mantenerlo despierto.
Hace unas décadas atrás no existía una conciencia ecológica. Y aquí debemos zaherir otra postura, también errada pero muy extendida, que asigna a la malevolencia del capital el desarrollo de actividades nocivas ocultando y sin importarle sus efectos. Sin que esto deje de ser correcto en muchos casos, no explica el caso general. Sin ir mas lejos, las economías del desaparecido mundo socialista produjeron verdaderos desastres ecológicos sin que estuviera presente en ellas el egoísmo propio del capital. Es en realidad la ignorancia de los hombres a veces, la dificultad que tenemos en apreciar los efectos futuros de una acción actual, en otras, la causa eficiente principal del daño que producimos. Y es en este sentido que la actividad permanente de los ecologistas (sobre todo en los primeros tiempos, cuando en nuestros países se los empaquetaba como comunistas pagados por el oro de Moscú y en los países socialistas se los empaquetaba como agentes de la CIA), que esa actividad permanente, decíamos, ha ido generalizando la conciencia del tema en la población y, sobre todo, en los técnicos y demás agentes económicos que pueden actuar eficientemente en la corrección de esos problemas.
Claro que como en todos lados hay de todo: Greenpeace no suele hacer piquetes en Washington, pero aquí rompió las bolas contra la provisión de un reactor experimental a Australia, probablemente el único punto en el que estamos en la vanguardia tecnológica. No los ví rodeando usinas en Missisipi, pero aquí se oponen con todo su aparato a la de Río Turbio, una de las medidas mas correctas que ha tomado Cristina.El amigo Lilo Solanas se opone a la minería en actividad por el agua, por el cianuro, por el polvo, por los glaciares -todos pecados por los cuales no deben existir-¡Y al mismo tiempo critica porque no les cobran regalías o impuestos mas altos y porque se llevan el oro!. Lenin decía refiriéndose al socialismo (que por supuesto creía algo muy bueno), que era capaz de mejorar muchas cosas, excepto la cuota de boludos que tienen todas las sociedades. Es aplicable a este caso.
Así que nuestro saludo a los que de buena fé se ocupan de estos temas. Pero repitiendo lo que le comentaba hace poco a un visitante del blog, ojo: como dijo el General (y no soy peronista -sólo medio como de la familia-, pero hablaba lindo el coso) "todo en su justa medida y armoniosamente". O como también suele decirse: Está bueno lo de la ecología, pero "tampoco la pavada, che".
Estuvimos exponiendo a lo largo de cinco entradas anteriores una serie de argumentos y posturas de ecologistas o sus seguidores, que restan razonabilidad a sus planteos. Un punto adicional a agregar, quizás mas importante que todas las incongruencias descriptas aunque enlazado al sustento argumentativo de las mismas, es que siempre proponen la eliminación del objeto contaminante, nunca la necesidad de mejorar las tecnologías, procesos o equipos de manera tal que limiten o eliminen sus efectos indeseados. Y aquella postura, independientemente de su teórica pureza y eficacia, es absolutamente inviable. La humanidad no resignará nunca el desarrollo alcanzado en un área cualquiera de su actividad sino a través de procesos o tecnologías superadoras. No cesará jamás en una actividad a no ser que el desarrollo natural de la actividad humana la vuelva innecesaria, anácronica o reemplazable por otra. Y esto no requiere un respaldo argumental: es sencillamente así, sin que signifique acordar con esa conducta.
Esa evidencia es lo que torna inútiles las posturas ecológicas puras. Pero que esas posturas resulten inconducentes no desvaloriza en absoluto el aporte que los movimientos y personas preocupados por la ecología han hecho a la conciencia y actividad de las sociedades modernas.
Han sido en cierta manera como la definición que Sócrates daba de sí: Como un tábano puesto sobre un buey para picarlo y mantenerlo despierto.
Hace unas décadas atrás no existía una conciencia ecológica. Y aquí debemos zaherir otra postura, también errada pero muy extendida, que asigna a la malevolencia del capital el desarrollo de actividades nocivas ocultando y sin importarle sus efectos. Sin que esto deje de ser correcto en muchos casos, no explica el caso general. Sin ir mas lejos, las economías del desaparecido mundo socialista produjeron verdaderos desastres ecológicos sin que estuviera presente en ellas el egoísmo propio del capital. Es en realidad la ignorancia de los hombres a veces, la dificultad que tenemos en apreciar los efectos futuros de una acción actual, en otras, la causa eficiente principal del daño que producimos. Y es en este sentido que la actividad permanente de los ecologistas (sobre todo en los primeros tiempos, cuando en nuestros países se los empaquetaba como comunistas pagados por el oro de Moscú y en los países socialistas se los empaquetaba como agentes de la CIA), que esa actividad permanente, decíamos, ha ido generalizando la conciencia del tema en la población y, sobre todo, en los técnicos y demás agentes económicos que pueden actuar eficientemente en la corrección de esos problemas.
Claro que como en todos lados hay de todo: Greenpeace no suele hacer piquetes en Washington, pero aquí rompió las bolas contra la provisión de un reactor experimental a Australia, probablemente el único punto en el que estamos en la vanguardia tecnológica. No los ví rodeando usinas en Missisipi, pero aquí se oponen con todo su aparato a la de Río Turbio, una de las medidas mas correctas que ha tomado Cristina.El amigo Lilo Solanas se opone a la minería en actividad por el agua, por el cianuro, por el polvo, por los glaciares -todos pecados por los cuales no deben existir-¡Y al mismo tiempo critica porque no les cobran regalías o impuestos mas altos y porque se llevan el oro!. Lenin decía refiriéndose al socialismo (que por supuesto creía algo muy bueno), que era capaz de mejorar muchas cosas, excepto la cuota de boludos que tienen todas las sociedades. Es aplicable a este caso.
Así que nuestro saludo a los que de buena fé se ocupan de estos temas. Pero repitiendo lo que le comentaba hace poco a un visitante del blog, ojo: como dijo el General (y no soy peronista -sólo medio como de la familia-, pero hablaba lindo el coso) "todo en su justa medida y armoniosamente". O como también suele decirse: Está bueno lo de la ecología, pero "tampoco la pavada, che".
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4 comentarios:
Greenpeace, compañero, es una de las más perfectas herramientas de las que dispone el imperialismo hoy. en realidad el ecologismpo todo. Motivo que hace militar a la clase media. No la probreza, no la desnutrición, ni la prostitución ni la esclavitud...
Coronel: Usted lo ha dicho
Me sorprende a mi misma que -siendo bastante detractora del kirchnerismo- leo este blog y me parece genial. Me gusta mucho como escribe usted, saludos. María.
María: Me halagan sus conceptos.Quiero aclarar que yo también soy bastante crítico del Kirchnerismo (recorra la serie "la viga en el propio" y lo verá) pero es cierto que soy muchísimo mas crítico de los demás.En otras palabras critico a todos, como corresponde a un jubilado. Saludos
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