sábado, 17 de abril de 2010
Me salió un versito (XVIII)
Anduve por varios lados de la Patagonia, incluso allá en la tierra del pingüino (bueno también anduve por varios lados del norte, y del centro, "porque somos hojas que van donde el viento", decía un verso mío)
Así que paridos por esas andanzas, aquí van unos versos a la Patagonia (a la que cuando estaba enojado con la vida la llamaba La PutaAgonía, pero que la quise)
Patagonia
En septentrión florecen las praderas
cuyo aroma salvaje inunda el alma
y cadenas de cerros imponentes
pintan de azules el ocaso en calma.
En magnas cataratas se despeña
el eterno suicidio de los ríos
y el alma de las aguas corporiza
arco iris, fantasmas del estío.
Mas allá cubre el cuerpo de la tierra
como un manto real la verde fronda
y cual flores del aire danzan locas
las mariposas en etérea ronda.
La paleta de Dios se ha derramado
sobre esas tierras, para que se asombre
de la pródiga belleza de Natura
el insaciable corazón del hombre.
Pero aquí, en este Sur liso y helado
que Darwin confundió con el averno,
pocos ven la belleza permanente
de los secretos planes del Eterno.
Era esta tierra madre de arenales,
preñada de horizontes y de viento,
amortajada en nieve y pedregales,
dama dormida en medio del invierno.
Dama bravía, sola y en la espera
tendida de la tierra en los confines,
muda vestal estoica y orgullosa
ocultando su llanto en los mallines.
Hasta que el ansia floreció en colonos,
que anclando su esperanza entre los vientos
le perlaron la frente con sudores
y despierta por fin, parió mil sueños.
Unos fueron ciudades, otros diques, o vías,
o caminos y hasta puertos.
Otros tal vez, su desnudez cubrían
con el verde tapete de los huertos.
Y donde nada había todo hubo
tallando soledades con bravuras,
tejiendo calmas con cordón de vientos,
mostrando el hombre su divina hechura.
Y así como es el norte de manera
que al ser humano su prodigio asombre,
todo fue dado al sur, de tal manera
que Natura se admire de los hombres.
68 y contando
Así que paridos por esas andanzas, aquí van unos versos a la Patagonia (a la que cuando estaba enojado con la vida la llamaba La PutaAgonía, pero que la quise)
Patagonia
En septentrión florecen las praderas
cuyo aroma salvaje inunda el alma
y cadenas de cerros imponentes
pintan de azules el ocaso en calma.
En magnas cataratas se despeña
el eterno suicidio de los ríos
y el alma de las aguas corporiza
arco iris, fantasmas del estío.
Mas allá cubre el cuerpo de la tierra
como un manto real la verde fronda
y cual flores del aire danzan locas
las mariposas en etérea ronda.
La paleta de Dios se ha derramado
sobre esas tierras, para que se asombre
de la pródiga belleza de Natura
el insaciable corazón del hombre.
Pero aquí, en este Sur liso y helado
que Darwin confundió con el averno,
pocos ven la belleza permanente
de los secretos planes del Eterno.
Era esta tierra madre de arenales,
preñada de horizontes y de viento,
amortajada en nieve y pedregales,
dama dormida en medio del invierno.
Dama bravía, sola y en la espera
tendida de la tierra en los confines,
muda vestal estoica y orgullosa
ocultando su llanto en los mallines.
Hasta que el ansia floreció en colonos,
que anclando su esperanza entre los vientos
le perlaron la frente con sudores
y despierta por fin, parió mil sueños.
Unos fueron ciudades, otros diques, o vías,
o caminos y hasta puertos.
Otros tal vez, su desnudez cubrían
con el verde tapete de los huertos.
Y donde nada había todo hubo
tallando soledades con bravuras,
tejiendo calmas con cordón de vientos,
mostrando el hombre su divina hechura.
Y así como es el norte de manera
que al ser humano su prodigio asombre,
todo fue dado al sur, de tal manera
que Natura se admire de los hombres.
68 y contando
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Qué lindo!
Nadie se puede resistir al embrujo de esas tierras misteriosas. Todos quedamos atrapados...SP
Publicar un comentario