viernes, 4 de febrero de 2011
Te cuento un cuento (XII)
LA MALA PATA
La mala pata existe.
A mi no me vengan con que todo depende de nuestra actitud, que son los hombres los que forjan su destino y no el destino quien forja a los hombres y toda esa varsata pseudofilósofica.
No niego que a la suerte hay que ayudarla, como también suele afirmarse, pero estoy convencido que como dice el tango, contra el destino no hay quien la talle. Y si no, ahi está Alcibíades López para comprobarlo.
Alcibiades luchó desde su temprana juventud para forjarse una posición en la vida. Nadie puede negar que lo intentó.
Y eso que arrancó mancado, como diría un burrero.¿Quién puede triunfar apellidándose López y llamándose Alcibiades?
Tanto prestaba atención Alcibiades a los signos y las conductas asociadas con el triunfo y el ascenso social, que lo primero que hizo fue comenzar a presentarse como López Canedo, echando mano al apellido materno para borrar el estigma de almacenero.
El doble apellido, que es normal en los españoles y que ha sobrevivido en varias naciones sudamericanas como legado histórico, es en la Argentina propiedad exclusiva de las familias patricias, pero como adicionar el apellido materno es legalmente superfluo pero no es ilegal, recurren a esto con bastante asiduidad ciudadanos castigados con apellidos gallegos que cuentan con mas ínfulas que prosapia. Y eso hizo Alcibiades.
Con el nombre fue mas difícil pero también le encontró la vuelta, y unos años después todos lo conocían como Al, con lo que dotó al nombre con una vaga reminicencia anglosajona, que también viene bien.
A su tiempo Al compró el libro de Dale Carnegie "Como ganar amigos y triunfar en los negocios", que estaba de moda en aquel entonces entre los aspirantes a triunfadores del mañana.
Claro que justo le tocó un ejemplar mal encuadernado, asi que faltaba el cuadernillo del final de cada capitulo, como si estuviera leyendo "Como ganar... y triunfar en. ..." .Porque el pobre Al no pegaba una.
Comenzó a vender máquinas calculadoras mecánicas, de aquellas que efectuaban cálculos girando una manivela como poseídos, porque entrevió el potencial de crecimiento del comercio y concretó una enorme importación de las mismas justo antes que Fate sacara las calculadoras eléctricas Cifra, nacionales.
Insistió con la representación de hojitas de afeitar justo cuando Gilette largó las maquinitas descartables.
Pero no se amilanaba, no crean. Trajo un cargamento de banderitas inglesas y norteamericanas justo antes de la guerra de Malvinas, que como eran chicas nadie las quería ni para quemarlas.
Y no me digan que los fracasos dependían de él, que no investigaba el mercado, que no se mantenía actualizado. No, no era así, se gastaba buena parte de las ganancias de las pocas que le salían bien en viajes, cursos de marqueting y seminarios de negocios.
Al final era lógico que aflojara un poco. Bah, mas que un poco. Estaba hecho pelota, tenia la autoestima por el suelo, como se dice ahora.
Y por si esto fuera poco, a la vejez viruela, como se decia antes. Al se enamoró por primera vez en su vida.
"No podría soportar uh fracaso en esto" me confió, o mejor dicho nos confió a los habitúes de la confitería donde había planeado las audaces estrategias de sus innúmeros fracasos.
Esto fue hace unos meses. Pero Al no es tipo de dejar las cosas libradas a la suerte. No, el pone empuje, ayuda a la suerte, se prepara para la victoria, no como el tipo del cuento que escuché el otro dia, que rogaba a Dios que le hiciera ganar la lotería hasta que Dios, cansado de las suplicas, bajó y le dijo "De acuerdo, de acuerdo, te haré ganar ¡pero por lo menos comprá un billete, che!"; asi que hizo un curso de asertividad, asistió a clases grupales para la revaloración de la autoestima, practicó Tai-chi- chuán, se anotó en dos seminarios de control mental y finalmente recurrió a los servicios de un asesor de imagen.
Comenzó después una calculada estrategia de acercamiento y seducción y cuando creyó que las brevas estaban maduras, como diría San Martin, decidió el ataque.
Eso fue ayer. Esta mañana llegó a la confitería, saludó y se puso a leer el diario mientras todos conteníamos la respiración esperando su relato, primero porque somos la barra y segundo porque en cuestiones de conquistas los hombres somos mas chusmas que nadie.
Hasta que uno no aguantó mas y lo apuró ansiosamente."¿ Y entonces, Al? ¿Cayó la fortaleza?".
Al dejó el diario, nos recorrió a todos con la mirada y finalmente, casi como un suspiro, declaró: "Resultó lesbiana, che. Me sacó carpiendo".
Y que me vengan después conque no existe la mala pata.
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2 comentarios:
Jajajaja... Muy bueno el cuento, y una joya el final. Entre los finales que me imaginaba, nunca se me cruzo por la cabeza el clásico "soy gay", jejeje.
Igual, para gastar plata a lo tonto en aprender algo y fallarle tan feo, el tipo no tenía mala pata, era más bobo que otra cosa. Más que nada lo creo un tipo bien conservador por las decisiones de negocios que toma, y bue, es un tipo de riesgo el conservadurismo, así como lo es también el innovador. Para ejemplos de gente conservadora muy exitosa tenemos de todo en nuestro país, por solo citar uno, Mr. Bergoglio sigue siendo la cabeza de la iglesia en la Argentina; y lo que es mas extraño, algunos le siguen haciendo caso! En fin, hay de todo.
Saludos. Fiorde
Gracias Fiorde y perdonalo a Alcibíades, por favor.
Saludos
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