domingo, 6 de febrero de 2011

Quiero tener un millón de amigos....



Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida
y herida por un sable
sin remaches
ves llorar la Biblia
junto a un calefón

Seguimos tragando sapos
Todo sea para que Cristina siga al frente
Pero, cumpas Justicialistas, no ovidar:
Con amigos como estos ¿Quien necesita enemigos?

8 comentarios:

Javier dijo...

Habria que mandarselo a Artemio , el quiere tener un millon de amigos , yo quiero tener gente que me represente si son pocos u muchos dependerá de cuantos tengamos la misma ideología no?¿

Un abrazo

68 y contando (y van 75) dijo...

Exacto Javier. Lamentablemente lo que campea en los blogs (excepción hecha de Catanpeist o el tuyo) es complacencia por el amontonamiento
Uno no quisiera que este modelo se corte, sino que se profundize.
Pero si para seguir hay que amontonar esos nenes, Pirro será un poroto
Saludos

Anónimo dijo...

Y quienes quieren que sean los precandidatos que representen al FPV en cada provincia? Ya de por si es difícil construir mayorías. Mucho más difícil es construir mayorías con los medios concentrados en tu contra (hasta hace 4 años no era difícil, era imposible).
Pero construir mayorías en una democracia donde sólo ciertos puntales tienen conocimiento popular (ni siquiera digo voluntad de voto, simplemente conocimiento), la estructura electoral se organiza en partidos políticos de estructura jerárquico-vertical burocrática, y la decisión de dar o no a conocer a una persona esta concentrada en unas pocas personas; Ahí no es difícil construir mayorías que profundicen, es directamente imposible.

A Cristina se le dieron vuelta montones de legisladores que subieron a sus bancas junto al FPV en 2007, y solo un año después mágicamente pasaron a ser la nunca faltante derecha peronista (o simplemente peronistas egoístas e indiferentes). Yo simplemente veo en esta elección una única opción posible (Duhalde? No, ese no) para que se pueda por fin (alguna vez podré gritar “POR FIN!”?) aplicar en su totalidad la ley de democratización de medios. Con medios democratizados, más allá de que las ideas van a ser (en teoría) más diversas e igual de difundidas, se va a poder dar a conocer a muchos más pre-dirigentes, con la potencialidad de que se termine de una buena vez con el sistema democrático-feudal que en grandes extensiones del país todavía gobierna, y principalmente que se termine con la difusión de imagen de muy específicos precandidatos ya homologados por el periodismo provincial de turno (valga la aclaración de que la mayoría de los periodismos provinciales son de Clorín, pero eso es otro tema…).

Además se pecaría de idiota si no se considera que muchas personas reciben su ingreso (de una manera u otra) desde el gobierno de turno, sea municipal o provincial, y eso complica mucho que su voto vaya más allá de la afectación directa que reciba su bolsillo. Es decir, no se vota una postura política, se vota a un patrón que te mantiene un flujo de ingresos más o menos estable (y no crean que esto sea una porción minoritaria de la población total). Y además todavía falta considerar a los siempre odiosos indecisos, también llamados grupo de choque de la antipolítica.

Básicamente, con una democracia (disculpen la expresión) tan pedorra y tan respetuosa del status quo, los sapos son parte de la dieta diaria de los intelectuales y militantes, y otra causal más de indiferencia de todos los demás. Y así estamos, construyendo un castillo en el pantano.

Saludos. Fiorde.

Anónimo dijo...

Che, Nestor Dulce, dejá de joder porque se te va a poner negra la cosa.

Recomenzar dijo...

Buenísimo blog me has hecho sonreir

vodka dijo...

una campaña para asesinar a nestor dulce...

Anónimo dijo...

todos esos viajan en el mismo bondi? uuu, voy a tener que averiguar bien dónde me subí porque capaz q me equivoqué de colectivo...
si ésto sigue así yo me bajo, más vale sigo caminando, lento pero seguro. Tanta gente amontonada no va a llegar junta a ninguna parte

68 y contando (y van 75) dijo...

Gracias a todos por sus opiniones (menos a Néstor Dulce, claro)