martes, 11 de enero de 2011
Me salió un versito (XXVI)
El hombre y el árbol
En la flama vibrante de este verano
su sombra calladamente me cobijó.
Me extendió su frescura sobre la frente
y él siguió siendo árbol y yo fuí yo.
Me pregunté a mi mismo, mientras gozaba
de la campana umbrosa de su verdor
¿Porqué no seré árbol? ¿Porqué soy hombre,
que ni sombra, ni abrigo, ni verde doy?
Y para consolarme, posiblemente,
pensé que toca a todos algún papel;
sólo el árbol regala tamaña sombra,
sólo los hombres pueden cantarle a él.
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