¿Cuáles son los animales?

Esta entrada no trata de política (o quizás sí), ni de economía (o quizás sí), y no es un cuento, ni mucho menos poesía.
Esta entrada es indignación, pena, asombro ante la infinita maldad de que es capaz el hombre al mismo tiempo que es capaz de las mas asombrosas maravillas.
Hace unos días, probablemente el lunes, estaba mirando Canal Rural.
Canal Rural es otra joyita del Sr Magnetto, según entiendo, aunque oficialmente su capo sería el Ingeniero Huergo, el mismo que dirige Clarín (con perdón de la palabra) Rural.
El Ing. Huergo dice que fué revolucionario, pero se ha curado bien y no presenta secuelas.
Bueno, todo esto no tiene que ver con lo que sigue (o sí), pero lo digo igual porque quería decirlo.
En uno de los programas cubrieron un remate en la estancia San Carlos, si mi memoria no me traiciona (y suele hacerlo la maldita), idílica finca cercana a Sierra de la Ventana.
Varias decenas de empresarios emprendedores, con esa apostura que los caracteriza, pujaban por los objetos del remate mientras departían amablemente.
Y los objetos del remate, absolutamente ignorantes de su valor de cambio, con la ignorancia pura de un animal hervívoro, se paseaban por un corral mientras los emprendedores decidían su destino.
Esos objetos eran ciervos. Y su destino es, como declaraba orondamente el señor criador "las actividades cinegéticas".
Siempre me impacta ver los remates de vacunos, donde se decide su muerte sin importar su mirada pura, su inocencia, su existencia pacífica.
Pero las vacas son sacrificadas para comerlas. Para mí esto es igualmente horroroso porque yo soy vegetariano, pero lo entiendo. Y lo entiendo porque yo fuí carnívoro hasta pasados los 50 años. Solo cambié y concreté mis viejos impulsos juveniles de dejar el hábito por dos razones: a) El empujoncito que nos dió Menem, cuando quedé sin trabajo y debimos iniciar una economía de guerra eliminando la carne de nuestra dieta. b) La insistencia de mi hijo varón y la aprobación de toda la familia para que no volvieramos al vicio cuando conseguimos superar la crisis (algo así como dos años después).
Así que no estoy libre de culpa y en consecuencia no arrojo la piedra.
Pero escuchar que alguien cría animales con el objeto de que alguien se solaze luego asesinándolos por diversión y para colgar su momia en el living supera mi comprensión.
Y existen varios emprendimientos dedicados a ofrecer el servicio, preponderántemente en La Pampa, según me anotició el ufano empresario criador.
No sé si queda claro: Los respetables cazadores (pueden llamarlos los reverendos hijos de puta), muchos del exterior, contratan el servicio que los exime aún hasta del riesgo de no encontrar caza. Sencillamente se la largan al campo cuando lo desee, asegurándole hasta el número de astas de su víctima (y doy por seguro que el precio varía según éstas, pues el precio de venta varía por lo mismo, según me anoticié ese día)
Yo sé que alguno dirá porque no hablo de como emprendedores como esos (quizás los mismos) dañan víctimas humanas, sus peones, sus obreros y las familias.
Si hasta hace no hace mucho traficaban hombres como quien trafica siervos y los mataban con el mismo espíritu deportivo. Y tienen razón. También hablo de eso. Pero hoy no. Hoy hablo de ciervos y de hombres, lamentablemente de hombres, que hacen de la muerte "deportiva" su negocio.
Alguien está loco. Quizás yo sea quien está loco, pero ¿Saben qué? Si así es la cosa, no lo dudo:

Prefiero ser loco.