miércoles, 10 de noviembre de 2010

En carne propia (II)






Como decíamos ayer....



Dejamos la entrada anterior afirmando que no sabemos cuantas vacas hay, o por lo menos, lo sabemos con un error probable de la putamadre.
Y esta no es una suposición: Al rastrear los datos encontré notables diferencias según cual fuera la fuente, diferencias que llegaban a representar hasta el 23 % en el caso máximo, y que variaban desde un millón y medio hasta ¡once millones de vacunos! ¿Ah, que no puede ser? Pruebas al canto:
Cliquear sobre los gráficos para verlos mas grandes

Al observar los números se nota que hay diferencias entre lo que dice el INDEC (pero ojo, el INDEC de 1994 0 2001, cuando era una joyita, antes del terrible Moreno, así que calladitos) y lo que informa el INTA, o el Departamento de Agricultura de EEUU.
Y en un país donde el jefe de la principal ciudad pide permiso para poner un comisario a la embajada de EEUU se supone que los Jonis deben tener datos seguros.
También saltan diferencias con la Oficina de la ONU para la Alimentación.
Pero donde se arma realmente el descalabro es cuando entra a tallar el SENASA, a partir del año 2003 (yo no sé si producían datos con anterioridad, solo los encontré a partir del año mencionado) y se despacha con un súbito e imposible incremento de once millones de vaquitas y continúa desde allí informando morrocotudos stocks hasta el 2009. En 2010 según los datos disponibles de SENASA las existencias bajaron hasta colocarse en valores similares a los de 2003 según la FAO, con lo que el aparente milagro K de la multiplicación del ganado -ya que no de los panes y los peces- tuvo su fin.
A esto me refería en la entrada anterior, cuando les decía "Pero no se alegren. Los malditos K no son responsables del deterioro (que como vimos comenzó a fines de la década del 70) pero tampoco de ese aparente logro"
¿Qué pasó entonces? No lo sé y lo notable es que todos se hagan los otarios sobre tamañas diferencias en los datos (a excepción del trabajo mencionado del IIE de Córdoba, que lo menciona al pasar)
Prima facie puede suponerse que nuestros paisanos montados en sus tobianos Mercedes Benz ocultan sus existencias en los censos y encuestas para evadir mas comodamente (yo diría que esto puede jurarse).
Podría suponerse también que por provenir de las campañas de vacunación antiaftosa, que se supone les interesa a los paisanos efectuar por su bien, los datos del SENASA serían mas confiables.
Por otra parte en la última década ha avanzado la trazabilidad y la labor de la ONCCA les dificulta la evasión (por algo la odian con el alma), así que esto también induce a pensar que los datos de SENASA pueden ser mas cercanos a la realidad.
Así que podría imaginarse un escenario donde después del pico alcanzado en 1977 con 61 millones de vacunos las existencias reales evolucionaron hasta confluir con la entrada de SENASA en 2003. Hice un gráfico basado en este supuesto

Como puede verse, le demos las vueltas que le demos, aceptemos los números que aceptemos, el stock ganadero viene derrapando desde 1977.
¿Y saben que fué lo que empezó por aquellos años? lo que el suavezón ex revolucionario (pero completamente curado) Huergo -el de Canal Rural y Clarín Rural- llama "La Revolución verde"
¿Y saben qué hubo el 2008 y 2009 como hacía años no pegaba? La sequía.
¿Y saben adonde habían amontonado sus vaquitas nuestros bravos paisanos arreándolas en sus corceles Hummer? Pues en las zonas mas áridas y susceptibles a la seca, o mas precisamente, en las que no eran óptimas para soja y en consecuencia tampoco para pasturas.

Pero todo eso lo dejamos para la próxima, se me está pasando de punto la hamburguesa (de soja)

2 comentarios:

Antonio (el Mayolero) dijo...

Los datos del SENASA suelen ser los mas confiables, ya que provienen de los vacunadores, que son los que saben efectivamente cuantas dosis aplicaron, y dependen del SENASA y no de los ganaderos.
Anteriormente los ganaderos falseaban las cifras de vacunación en menos para evitar cruces de información, e inclusive directamente no vacunaban, ya que el unico control que existía era la devolución de envases vacíos de vacuna antiaftosa y el SENASA anotaba en las libretas de vacunación lo que el ganadero informaba. Así hubo que armar todo un sistema para poder erradicar la fiebre aftosa.
Ahora bien. Por la existencia de la aftosa no se podía exportar salvo la cuota Hilton, y fue el consumo interno el que permitió que la ganadería se mantuviera y creciera.
Ahora que la exportación es posible, se pretende aplicar al consumo interno el precio internacional de la carne. Ahi la contradicción fundamental.

68 y contando (y van 75) dijo...

Antonio: Es así, yo también creo que los datos SENASA son los mas confiables y me baso en ellos para estudiar el fenómeno
Saludos