
El hombre y el árbol
En la flama vibrante de este verano
su sombra calladamente me cobijó.
Me extendió su frescura sobre la frente
y él siguió siendo árbol y yo fuí yo.
Me pregunté a mi mismo, mientras gozaba
de la campana umbrosa de su verdor
¿Porqué no seré árbol? ¿Porqué soy hombre,
que ni sombra, ni abrigo, ni verde doy?
Y para consolarme, posiblemente,
pensé que toca a todos algún papel;
sólo el árbol regala tamaña sombra,
sólo los hombres pueden cantarle a él.
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La experiencia es el conocimiento que llega tarde.
Te lo dice un tipo con mucha experiencia.
Solo sé que no sé nada (dijo Sócrates).
Y ni siquiera de eso estoy seguro (agregué yo)
Anónimo:Firmá con un nombre por favor, siempre el mismo, así sabré con cual anónimo hablo.